¿cómo tratar con personas difíciles?

Hey tu… si a ti te estoy hablando (o propiamente dicho a ti te estoy escribiendo, o propiamente escrito a ti te estoy escribiendo)… a ti amigo que has tratado con alguna persona, sujeto o cosa parlante a la que encuentras insoportable (unas veces sí y otras también), a ti que has convivido con alguna persona difícil o problemática, que se la pasa renegando de todo, gritando, exhibiendo, ninguneando cualquier cosa que no concuerde con sus ideas y forma de vida, alardeando de que son la neta y los más ecuánimes, de que son las personas más maduras y experimentadas del mundo.

A ti que te has enfrentado a la dicotomía de, o la mando a la chingada o me aguanto porque me cae bien (a veces…), soportarlo o callarlo, enviarle una sonrisa o mentarle la madre, reír de sus ironías burdas o decirle que se vaya al carajo y a otro lado a amargarle la vida a alguien más… A ti que has convivido con esas personas y que de inmediato los ves hablar y hablar y decir y decir y tu mente vuela y se los lleva a la Edad Media, los monta en el Potro y termina con ellos en la Dama de Hierro…

A ti que has tenido que aguantar el que tengan baja autoestima o que hayan sido niños o niñas, moconetes o moconetas maltratados e ignorados (las vieja teoría psicoanalítica dice que ignorar a alguien es el peor castigo que recibe un ser humano porque se le trata como si no existiera… aunque la neta a veces se lo ganan a pulso). A ti, te tengo la solución (jaja, pa’ qué darle vueltas), en uno de esos viajes en los que uno piensa que puede comprender el cerebro de las mujeres y el de los hombres (mmta), vi un textito que se titula “Cómo reconocer y tratar con personas difíciles”.

Reconocerlas ya sabemos (cuando nos tienen hasta la madre con tanta palabrería, tanta queja, tanto grito y que no saben hacer otra cosa más que criticar (o envidiar) a los otros, sus ideas sus planes, proyectos y sueños, en pocas palabras cuando están amargositos o amargositas (algunos dirían que las mujeres lo somos cuando menstruamos, yo diría que algunas somos odiosas los 30 días del mes… yo no (ja-ja):P…) pero… ¿qué justificación tienen los hombres? Bueno, eso es materia de otra búsqueda ociosa. Entonces, pasemos al punto dos, ¿cómo tratarlos?

Pues el texto dice tal cual: Procura seguirle la corriente sin que sea obvio, escúchalo con paciencia y no lo contradigas, motívalo con frases halagadoras y sinceras, háblales con tono amable y sonriente pero firme para manifestar tu desacuerdo cuando lo hubiera, no trates de cambiar su conducta e investiga el motivo de su problema para comprenderlo mejor…

What?!! Resumiendo, respira y dales el avión “si wey (o mi amor o nena o como carajos quieras decirles), tienes la razón, me cae que eres la neta, eres mi máximo y compartir mi tiempo contigo es lo mejor que puedo hacer”… ¡Sonríe! claro, esa sonrisa que dice “chinga tu madre” es la que va bien en esta situación. ¿Frases halagadoras y sinceras? … me parece que lo mejor es saltarse lo segundo pues el halago está en el punto anterior y la neta que en una situación así ¿o halago o soy sincera? … sigamos… Sigue sonriendo y di “no estoy de acuerdo pero seguro es como tú dices” (Traducción: la neta me vale madres porque dices tanta tarugada que no hay a quien puedas convencer y a mí me da hueva ponerme a discutir estupideces contigo)… No trates de cambiar su conducta e investiga el motivo de su problema… Mmmh... neto que esto me da hueva.

Ahora bien, si después de todo lo anterior no funciona (digo para ti querido amigo y querida amiga, porque el otro ya está perdido y necesita chochos seguramente), si después de todo esto no te ha servido y sientes que no puedes más sin reventarle su maraca… llámame, seguro un café o unas chelas y una ida al cine nos caerán bien.