Con esas manos con las que pretendes tocarla, la tocaste a ella también.
Con las mismas manos.
Con la boca que tienes la besaste antes a ella, ahora quieres usarla para morder la suya, lamer sus pechos, probarla entre las piernas...como hiciste con ella.
Pretendes abrazarla, llenarla de ti, de tus caricias ansiosas, de tu aliento cálido. Tomarla por la espalda y hacerla gemir. Llenar su cuerpo con el tuyo, su boca con tu placer...como con ella.
Ansías su carne joven, animal de presa eres, morderla bajo sábanas blancas, dejar tu marca en cada poro de su piel...así como con ella.
Y el problema es que ella, la primera, apenas tenía 16 años, tú 39,...y al final, el placer que le brindaste terminó en el aborto, pagado por ti, del único hijo que ibas a tener.
6 comentarios:
No cabe duda, la miseria se expresa con mil caras ocultas...
y quien fue el miserable? ¿pertenece a prosida?
no puedo decirles quién fue, pero la historia es verídica
La mierda que nos rodea es la que tiene mil formas y hedores distintos y no ocultos, sino bastante patentes pero disfrazados de hipocresía, Utópico.
Los actos que describes Jess, que per se son sumamente disfrutables, se convierten en una aberración perversa debido a la inclusión de los números y el contexto. Paidofilia, infidelidad, estupro... que por cotidianos no dejan de ser repulsivos.
Y como diría Fito Paez "el mundo esta lleno de hijos de puta"
Esto es una denuncia! Todo bien, el texto interesante y las descripciones nos llevan a lo placentero, sin embargo, una vez más, al llegar a los números (como dice Aldar), la repulsión hacia la paidofilia salió de nuevo y me hizo recordar la película de Kubrik "Lolita", donde el deseo perverso está presente y es cierto que muchas chavitas en su afán de experimentar llegan al extremo.
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